Se nota que se acaba el viaje porque se me acaban las ganas de seguir con la crónica.
Dormí como un guaje. El camarote amplio y con buena ducha. El barco era de los grandes pero tenía bastante menos pasajeros que los anteriores. Hubo suerte con el tiempo y con las olas del Báltico, fue un viaje muy tranquilo. En el barco poco que hacer, y de comer poco y caro. La tienda era pequeña y de comida solo vendía chocolatinas así que de menú: chocolatina de primero, de segundo, y de postre.
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Nos adelanta un mercante. |
Puntualidad y a las 20:00 estaba en la moto dirección al hotel, al que tardaría media hora en llegar. Siendo un hotel 3 estrellas me encantó. Era una casona familiar con una habitación y baños gigantes; la Frau y el marido muy amables. Él sacó su coche del garaje para que yo guardara la moto. A mí me daba igual pero insistieron. Arnimsruh Hotel
En Lübeck un calor húmedo, de bochorno, como Oviedo con calor. Llegué tarde a la cena (las 9 máx.) con lo cual, de cena… chocolatina del minibar.
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